Explorar Nápoles



Bajando unos pasos por la Via Salvator Rosa se llega al Museo Nazione, y desde allí se está muy cerca de la Capilla Sansevero, donde se encuentra el famoso "Cristo velado". Desde la Piazza S. Domenico Maggiore, tomando la Via Mezzocannone, se llega a la Piazza S. Domenico Maggiore, construida en un punto estratégico del centro histórico, dominada por la iglesia del mismo nombre y rodeada de edificios monumentales.




Esta plaza histórica está presidida por dos hermosas iglesias completamente diferentes entre sí: la Iglesia del Gesù Nuovo, de estilo barroco napolitano, y el Monasterio de Santa Chiara, de estilo gótico, que alberga los restos de los Borbones. Toda la zona del centro histórico está reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

Recorriendo casi en su totalidad la Via Toledo, es obligada una parada en la Piazza Plebiscito, fundada por los españoles y que ha ido creciendo a lo largo de los siglos y los distintos reinados hasta alcanzar su actual tamaño y belleza como salón de la ciudad, preparado para acoger todo tipo de eventos, espectáculos, conciertos que suelen celebrarse en la ciudad.

Desde allí, un paseo de 15 minutos en el funicular central le llevará hasta el 'vomero' o puede caminar por Via Chiaia hasta la Piazza dei Martiri, donde le espera la movida napolitana con sus históricos'Baretti e Vinerie '.

Si le gusta pasear entre las antiguas residencias reales y avanzar en dirección al mar, estrictamente a pie, puede cruzar la Piazza Municipio y toparse con el Maschio Angioino, el imponente castillo fundado por Carlos de Anjou y hoy Museo Cívico dedicado al Barroco, el Renacimiento y el siglo XIX napolitanos.


Quedará encantado con la belleza de las obras creadas especialmente para el Castel Nuovo por los mejores artistas de la época a los que recurrieron los distintos miembros de la realeza a lo largo de los siglos. Pero aún más disfrutará del bello contraste entre lo antiguo y lo moderno que ofrecen las obras permanentes y las de las exposiciones y eventos temporales e itinerantes.


Desde la Plaza del Municipio, a pocos pasos, se llega al hermoso Palacio Real de Nápoles, que no puede perderse. Construido en 1600 para la realeza española, fue la residencia de los Borbones durante todo su reinado y, más tarde, de los Príncipes de Piamonte. Visitar el Palacio Real le hará casi tocar la belleza y el esplendor de la capital de un reino autónomo como fue Nápoles


Para completar el recorrido por las residencias reales, se tarda poco en llegar al Castel dell'Ovo. El antiguo castillo-fortaleza se alza sobre un pintoresco islote y toda la zona es especialmente popular entre napolitanos y turistas. Paseando por el Borgo Marinari, podrá saborear un buen café y admirar la vivacidad de la vida marítima gracias a los históricos clubes náuticos que tienen aquí su sede.